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RAPHY es el arte de hoy
 

No es la primera vez que en estas columnas llamamos la atención sobre esta certeza: los creadores que están creando el gran arte de nuestro tiempo no son aquellos sobre los que  brillan en los focos de las noticias.

 

Sabemos también que el lector está ansioso por conocer los nombres de los que parecen llamados a recibir la consagración de este crítico de arte infalible que es el tiempo.

El contacto que se acaba de establecer entre Raphy y nosotros es demasiado reciente para que podamos considerarlo con certeza como uno de los elegidos de la posteridad, aunque no estamos lejos de ello, pero lo que podemos afirmar es que lo que acabamos de visto en presencia de su obra expuesta nos anima a tomarlo muy en serio.

Pues parece que él, el pintor, se toma muy en serio su trabajo como hombre creativo, haciéndolo un regalo total de su tiempo libre y todo lo que lleva dentro de posibilidades de expresión. No fue él quien nos lo dijo, pero la treintena de lienzos colgados en los rieles de la galería de arte Raincy nos convencieron rápidamente y apreciamos que Raphy, dándonos la bienvenida durante la visita a su exposición, solo pronuncie simples palabras de bienvenida. .

La pintura real no necesita perorata.

Éste atrapa de inmediato al espectador por la perfección de la técnica. Materia sabrosa, sin nunca una exageración del espesor que llegue a teñir de sospecha el juego de los reflejos sobre los tonos obtenidos en la mayoría de las ocasiones gracias al hábil uso de la veladura.

 

Esta magistral manipulación del color es sin duda un activo importante, pero es solo uno de los muchos activos a disposición del autor. Su desenvoltura manual le permite expresar sin titubeos una poesía interior que, por lo que a nosotros respecta, nos ha tocado profundamente.

 

Formas reales o irreales, objetos sugeridos más que descritos, entrelazamientos de ritmos coloreados, materia sutil en  contrapunto. Profundidad sin planos. Ligereza sin sentimentalismo. Y detrás de todo ello una estructura infalible, fruto sin duda de un larguísimo trabajo previo.

 

Nada excéntrico pero nada deja vu. Todo esto huele a autenticidad, originalidad, honestidad. Lo que hace Raphy es arte de hoy, diferente a todo lo pintado en el pasado, pero sin negar ese pasado. 

Algunas de las grandes composiciones comunican una alegría tan alejada de la alegría como alejada de la iluminación la luz que baña la obra.

 

En definitiva, es esta búsqueda de una luz obtenida sin el uso de contrastes, por tanto sin recurrir al negro, la gran característica de la exposición que acaba de mostrarse en Raincy.

 

Todo esto es el resultado de un esfuerzo a largo plazo. Hablábamos antes del “tiempo libre” que tenía Raphy para pintar. Es que este hombre excepcional, convencido sin alardear de la importancia de su misión como artista, asume como todos los demás la vida cotidiana ejerciendo un oficio de por sí muy absorbente y que nada tiene que ver con el 'arte'.

 

Lo sacrificó todo por la pintura. Se merece que le traiga la recompensa que merece tanto coraje, tanto talento.

El artista se realiza en su totalidad, lleva su obra hasta el final de su concepción y a veces más allá, cuando lleva en sí mismo, como motor esencial de su planteamiento, la intensidad espiritual._cc781905-5cde- 3194-bb3b-136bad5cf58d_ La los imperativos entonces impuestos al creador dominan todas las contingencias, principalmente las que consisten en domar la técnica que se pretende utilizar para la expresión.

 

El hombre del pincel, en este caso Raphy, ya no necesita esperar a la inspiración. Ella está en él y él puede escribir su poema pictórico con la sencillez del gesto encarnado.

Cada una de las pinturas que el visitante descubrirá en el ayuntamiento del distrito 2 lleva en sí una parte de esta pasión mística, cuya traducción mediante formas y colores inscritos en el lienzo era para Raphy una imperiosa necesidad.

Volutas, arabescos, misas y polvos, generadores de luz y emociones, expresan el mundo interior abierto al otro, el nuestro, el mundo cotidiano al que la revelación del misterio de un corazón sensible aporta una rara cualidad de encanto.

Michael BOUTIN

Director y Editor Jefe de L'Amateur d'Art

Artículo publicado en L'Amateur d'Art n°634 del 1 de noviembre de 1978

“¡Es una verdadera revelación! Raphy, aunque ingeniero químico de profesión, es un pintor verdaderamente consumado, uno de los mejores incluso, entre la corriente abstracta, ¡con qué gracia, qué majestuosidad también se despliegan, entrelazan, casan sus círculos, sus volutas, y qué encantadores colores! Respiramos en primavera con los pulmones llenos”.“Quedamos deslumbrados, desde el primer momento, por la magnificencia de los colores. Los tonos, llevados al máximo, siguen siendo, sin embargo, ligeros en intensidad, transparentes. Es un hechizo..."“Los temas de las aves reaparecen a menudo en sus obras, a veces místicas, que lo conducen al umbral del paraíso con luces maravillosas. Los círculos solares abundan tanto como los pájaros... Su pintura es muy lírica, cálida, e incluso es difícil encontrarle analogías entre la obra de varios pintores abstractos contemporáneos.”

Henri HERAUT

Crítica al Amante del Arte

Abril 1972 - Primera exposición personal en la galería RG rue Bonaparte

Luz y vuelo son las características esenciales de la obra de este artista. El pájaro vuelve, inquietante, en muchas composiciones donde el roce de la abstracción es un juego poético y un hábil ensamblaje de formas, chorros de luz, proyecciones de sueños que vibran de espiritualidad, calidez, suavidad. “Summer”, “Vers la source”, “Vent d'orage para orquesta de cuerdas”, “Véga” (gran lienzo redondo bastante explosivo), “Chanson de Printemps”  (con su explosión de amarillo), y muchos otros tejidos son imprescindibles. Hay, en esta pintura muy liberada pero muy bien construida, un aporte de elementos florales, alados y terrestres que vibran intensamente. Impresión de vida, alegría, paz.

Reva REMY

Artículo publicado en La revue moderne

Raphy sabe animar las superficies de sus composiciones primero por un sutil juego de materia y luego por los amplios ritmos que inteligentemente libera de motivos que provienen tanto de la realidad como de su imaginación. Sin efecto de profundidad, sugiere la perspectiva de sus construcciones sólo a través del color, un color matizado, nunca bastardizado.

Juan Chabanón

Artículo publicado en El Pintor

El artista se realiza en su totalidad, lleva su obra hasta el final de su concepción y a veces más allá, cuando lleva en sí mismo, como motor esencial de su planteamiento, la intensidad espiritual._cc781905-5cde- 3194-bb3b-136bad5cf58d_ La los imperativos entonces impuestos al creador dominan todas las contingencias, principalmente las que consisten en domar la técnica que se pretende utilizar para la expresión.
El hombre del pincel, en este caso Raphy, ya no necesita esperar a la inspiración. Ella está en él y él puede escribir su poema pictórico con la sencillez del gesto encarnado.
Cada una de las pinturas que el visitante descubrirá en el ayuntamiento del distrito 2 lleva en sí una parte de esta pasión mística, cuya traducción mediante formas y colores inscritos en el lienzo era para Raphy una imperiosa necesidad.
(...)
Volutas, arabescos, misas y polvos, generadores de luz y emociones, expresan el mundo interior abierto al otro, el nuestro, el mundo cotidiano al que la revelación del misterio de un corazón sensible aporta una rara cualidad de encanto.

Michael BOUTIN

Director y Editor Jefe de L'Amateur d'Art
Artículo publicado en L'Amateur d'Art n°702 Marzo 1984


RAFA

Más allá de lo visible

 

No basta mirar al cielo, hay que ir más alto, apuntar al TODO y, llevado en alas de la imaginación, volar en la inmensidad cósmica, codearse con los rayos en potencia antes de 'tormenta y trueno trueno', presta  "El camino que sube a la estrella azul", déjate deslumbrar por un universo "todo fuego, todo llama", sumérgete en los espacios estelares donde el tiempo es abolido, donde las formas se vuelven y están en suspenso , colores.
 
Y, cosecha hecha de visiones oníricas, volver a la tierra de los hombres, para aprehender el misterioso “Espíritu de la selva”, vibrar enteramente al ritmo del “Canto de los Incas”, sonreír a la renovación cuando “El tiempo ha dejado su abrigo viento, frío y lluvia”, rezar con un “villancico”, sonreír con la de los pájaros del “Paraíso para mis padres”. Pero también para mantener la llama en memoria de las innumerables víctimas del “Genocidio”, escuchar a Nana Mouskouri cuando canta “El tiempo de las cerezas” de un poeta llamado Jean-Baptiste Clément que perdió su amor en los días sangrientos de la Comuna. Hasta aquí el espíritu del arte de Raphy.
 
Colores primarios que se oponen con fuerza o se complementan por el guión de pasajes en tonos quebrados, pegados con fragmentos de pedrería, grafismos gestuales que, viniendo de la mente que lleva la mano, marcan un tiempo de perpetuo movimiento; aquí está la factura que para ser completamente lo que es, no se parece a ninguna otra.
 
¿Estamos ante un fenómeno Raphy? La historia lo dirá. ¿Es la pintura que hemos visto tan excepcional que para escribirla medimos la vanidad de las palabras?
A eso respondemos, SI.

jacques dubois

Crítica al Amante del Arte

Artículo publicado en L'Amateur d'Art n°636 del 1 de diciembre de 1978

El mundo mágico de Raphy

 

Riqueza de la textura trabajada en profundidad, brillantez de las armonías de colores complementarios que se unen en progresión cromática de pasajes sabiamente modulados, rigurosa ordenación de los volúmenes, justa distribución de las zonas de sombra y luz, de tonos fríos y cálidos en sintonía con el dominante. Y, a pesar de todo ello, fruto de un larguísimo periodo de reflexión, de respeto a una disciplina rigurosa, de voluntad de construir el espacio del que es artífice, una pintura que de entrada parece fruto de la espontaneidad: que de Raphy, de quien sabemos que siguiendo el consejo de Boileau, veinte veces sobre el caballete, entregó su obra. ¿Pero en verdad es tan sorprendente esta pintura que, por haber madurado lentamente, parece partir de lo gestual?
 
Ciertamente no, ya que, además, cualquier motivo o sujeto objetivamente percibido en el momento presente se extiende en Raphy al segundo grado, el de lo subjetivo, donde adquiere dimensiones y funciones que la imaginación le presta. Así, el paisaje exterior se convierte en paisaje interior, tal personaje vive una acción que tiene lugar en el yo secreto del pintor, quien luego fija su imagen en el lienzo. Todo parece explicarse por esta espontaneidad que testimonia un gran movimiento de la emoción, una huida a un sueño despierto, mientras que la razón no pierde allí sus derechos. Hoffman llamó a esto “inspiración” ese momento en el que, al inventar un cuento fantástico, nunca sacrificó las reglas de escritura por él. Pintor de un universo paralelo en el que la belleza se encarna en todos los seres y en todas las cosas, Raphy nos introduce en la inmensidad de sus espacios donde la luz que emana de
La “Linterna china y polvo de estrellas”, nos hace presenciar la apoteosis de     la “Aurora”_cc781905-5cde-3194-bb3b- 136bad5cfs58d_, cuando amarillos, naranjas, malvas, azules y verdes en infinitas tonalidades se entremezclan, mientras que la “Légende du Léman” tratada en colores fríos (azul-verde) coincide con el modo menor de alguna melodía montañesa. A veces, volviendo a la forma real, Raphy le da un carácter, aquí, atemporal, allá, fantástico. Estos son entonces: “El rey de los gnomos” (rostro misterioso del maestro de los malos espíritus), “Hada y Sirena” (dos rostros femeninos midiendo con sus ojos su poder maligno). “Lady red”  cuyo vestido hace juego con los verdes del espacio en el que parece soñar, “La belle meunière” evocando la serie de canciones con las que Schubert celebraba su belleza, otros temas entre los que se encuentra una espléndido tríptico titulado “La luna me lo dijo un día”.
Feliz Raphy a quien la estrella nocturna confía tantas cosas bonitas, y felices los espectadores a quienes el artista se las ofrece.
Así nos apareció la exposición de este pintor, recientemente invitado por el ayuntamiento del distrito 2 en el marco de la programación cultural de la ciudad de París.

jacques dubois

Crítica al Amante del Arte

Artículo publicado en L'Amateur d'Art n°703  Abril 1984

 

Raphy tiene una visión trascendente de la realidad a la que aumenta con un significado profundo. Ha forjado un lenguaje pictórico propio que le permite transcribir a su antojo el espectáculo del mundo.
 
Utilizando hábiles combinaciones de arabescos y proporciones tonales armoniosas, el artista crea obras de deslumbrante policromía que son a la vez espirituales y conmovedoras.
 
Las incesantes meditaciones del pintor sobre su arte le permitieron ir cada vez más lejos por el camino de la simplificación y la pureza.
 
Colores chispeantes con sus asombrosos azules verdosos llenan el lienzo y lo convierten en una explosión de intensidad.
 
Todo está dicho con medios reducidos a su más estricta esencia. La luz reina en este universo. Es ella quien le da todo su ritmo, toda su música. Por encima de todo, un poeta, Raphy tiene la llave de un mundo encantado de magia y leyendas querido por los viejos cuentos galeses. Sus fantasías aladas están llenas de destellos iridiscentes y arpegios cercanos a las fugas de Bach oa las melodías de Schubert. Un ferviente himno dedicado a la luna, la tierra y el árbol se eleva desde este universo. Alternativamente, amargo y feroz en “Genocide“, tierno o ligero en “Chants d'oiseau“  Raphy tiene el don de desorientarnos y conducirnos a espléndidos otros lugares. Su visión poética va siempre acompañada de fervor. Por eso supo convencernos y conmovernos.

Hermance MOLINA

Artículo publicado en Vision sur les Arts n°129 Octubre-Noviembre 1979

 

 

Raphy, del sueño a la realidad

 
Cuando descubrí las creaciones de Raphy durante el verano del 84, ya estaba abrumado por el poder poético de la tonalidad del color.
 
Habiéndome abierto gradualmente la mirada a la creación contemporánea, tuve el privilegio de conocer al maestro en su estudio de La Baule un domingo de mayo del 92. Me conmovió la humildad de este artista y su apasionado interés por todas las formas de expresión artística del pensamiento.
 
Tuvimos una larga conversación sobre la historia del arte contemporáneo multiplicando los hitos esenciales que están en la base de la evolución plástica y gráfica de estos últimos cien años: Eterno debate entre formal y espiritual, Duchamp y Beuys, impresionismo y expresionismo, cubismo y constructivismo… Artista generador y catalizador de sufrimiento…
Raphy es ante todo nuestro mago de oz, el pintor de luces y transparencias combinando brillantemente los colores de todos los arcoíris de la tierra. Es la vida misma y su creación está imbuida de un extraordinario talento emocional.
 
Entre abstracción, libertad, resurrección, nos revela el sentido sagrado de la existencia.
Más allá de mis primeras impresiones, busqué comprender mejor el progreso de este artista excepcional para analizar su trabajo, digno de todos los intereses y todas las investigaciones plásticas.
Comprender a Raphy no es ignorar sus heridas para no esconder en la historia de la humanidad la memoria de un pueblo mutilado y diezmado por la crueldad de los hombres.
 
Raphy o el reconocimiento de Armenia, atravesando los años difíciles hasta la culminación de una obra pictórica rica y habitada de Todos los Tormentos pero también de todas las alegrías de la existencia.
 
Amar la pintura de Raphy es amar la vida en su absoluta magnificencia.
Raphy no es un hombre triste, su creación es ante todo un himno a la alegría redescubierta. Es la imagen de la belleza explotada en multitud de paisajes cromáticos sublimados por el renacido lirismo del color.
 
Es el gran director que organiza el espacio de sus lienzos en un ballet y una sinfonía de volutas, de elementos geométricos salpicados de una luz visionaria bañada en un ritmo elocuente y sublime.
La Obra se refiere a menudo a los sobresaltos de nuestra existencia ya los fenómenos terrenales que visten nuestra vida cotidiana.
En este vals de la soledad donde el color azul del océano rasga el lienzo en un estallido de melancólico añil, Raphy nos abre paso a la pasión gracias a una creación dominada y ejecutada con absoluta precisión y rigor permanente.
 
Raphy o la visión de un apocalipsis repentino entre el renacimiento y un cosmos idealizado constantemente transfigurado por la joya de una imaginación sorprendente.
El pintor solía retomar sus viejos lienzos para darles una nueva emoción, alcanzando cada vez el paroxismo de la perfección.
 
En este asombroso torbellino de luz o abstracción de formas geométricas en movimiento, contemplo la obra de este artista que me invita a una búsqueda infinita de espiritualidad y meditación constantemente renovada. Haría falta mucha mala fe artística para no reconocer la genialidad, el talento, la total armonía lograda en la obra y la organización de las formas que se nos presentan en un juego de colores primarios.
 
El hombre de gran generosidad infunde a su obra amplias connotaciones místicas que refuerzan su búsqueda formal de un ideal espiritual dominado por la religión católica. Raphy, o el milagro de la vida, de la resurrección, temas dominantes en el cristianismo...
 
Me habló largamente del poder afectivo y emotivo de la música, que surge como leitmotiv y como evidencia ante sus obras.
No hay mejor homenaje que este “Ghost Ship” tan querido por Richard Wagner. Podemos imaginarnos a Raphy decorando el teatro de Bayreuth* en un réquiem de colores y alegorías a la gloria de su genial creador.
 
En busca de ese tiempo perdido inmortalizado por Marcel Proust, la nostalgia de Oriente ya no es lo que era y los estigmas del exilio recorren el pensamiento y la creación de Raphy. sentimientos de un pasado pasado? En esta tierra de nadie de la indiferencia donde lo sublime se codea con la realidad de la vida, el artista teje la red sonora de nuestros sufrimientos, nuestros sueños pero también nuestras esperanzas. Este es el magnífico mensaje de Raphy.
 
Raphy me habla de Cézanne, Kandinsky, Chagall, su maestro y maestro Adam… A mis ojos, es el digno sucesor de estos grandes artistas del siglo XX.
El tema del pájaro, único elemento figurativo de las composiciones abstractas, sería el único nexo entre nuestro mundo caótico, desgarrado por la violencia, y el paraíso de este artista.
Vivir, pero vivir para amar colorea esta letanía poética donde la creación de este hombre excepcional nos abre las puertas de la vida y las páginas de un pensamiento filosófico y universal en una oleada de amor aureolada por la magia de un grito de esperanza. .
 
“Sé el maestro y el escultor de ti mismo” como bien decía Nietsche, yo diría que el talento no se inventa y que todo es cuestión de amor y trabajo.
 

  

* Bayreuth, ciudad alemana de Baviera donde Richard Wagner hizo construir un teatro (el Festspielhaus, financiado por Luis II de Baviera) destinado a representar únicamente SUS ÓPERAS.

Christophe GALARD

Extractos de su tesis sobre arte contemporáneo - 30 de mayo de 1992

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